martes, 23 de abril de 2019

ESFORZARNOS PARA CUIDARNOS Y, CUANDO NO PODAMOS, CONFIAR...

Escuché a Maite Sánchez Pinuaga, en cierta ocasión, hablar de la importancia del esfuerzo. De esforzarse, de verdad,  por las cosas que realmente merecen la pena.

La principal fuente de salud y bienestar es funcionar de una manera coherente y respetuosa con nosotros mismos, escuchándonos y atendiendo nuestras necesidades. En realidad, somos animales mamíferos programados biológicamente, al igual que el resto de seres vivos, con los recursos necesarios y suficientes para vivir de una manera óptima y respetuosa con nuestro entorno. Sin embargo, esto no resulta tan sencillo...

Las "normas de convivencia social" establecidas en nuestra sociedad occidental durante siglos han conseguido que interioricemos ciertos esquemas mentales respecto al funcionamiento individual, de relación familiar, laboral, educativos, de relación de género, de clase social, etc. que dirigen gran parte de nuestro comportamiento. En este devenir diario, nos "forzamos" continuamente a hacer cosas en contra de nuestras verdaderas necesidades básicas. Todo esto genera una falta de motivación, y por tanto esfuerzo real, frente a aquellas cosas que, de verdad, nos alimentan. Estamos cansados, decepcionados, des-energetizados por el transitar diario contracorriente y esto obstaculiza poder "actuar" según aquello que late en nuestro interior. Es así como, lo que tendría que ser algo natural (que el ser humano estuviese dirigido por su propio instinto) se ha convertido en algo en lo que tenemos que invertir un esfuerzo especial e intencionado: tenemos que "cuidarnos" para volver a estar conectados con nosotros mismos.

Por todo ello, y en tanto que vivimos en esta sociedad, una manera de recuperar nuestro equilibrio interior es revisar en qué cosas invertimos nuestra energía para desechar aquellas que nos desgastan (y podemos soltar) y dirigir nuestros esfuerzos hacia aquellas que nos permiten cuidarnos. Esto es algo muy particular y cada cual debe encontrar las suyas propias: el deporte, la meditación, la soledad, la relación social, la alimentación, terapias de cuidado y crecimiento personal, viajar, las manualidades, el contacto con la naturaleza, etc.

Si nos esforzamos en realizar todas aquellas cosas que alimentan nuestra alma podremos recuperar nuestro estado natural de bienestar y conducta respetuosa con nuestro entorno, a pesar de los requerimientos sociales. ¡Ahí es donde merece la pena esforzarse!. No obstante, muchas veces ocurre que, aún queriendo, todos nuestros condicionamientos inconscientes siguen dificultando este imprescindible cuidado personal. En estos casos, sólo nos queda CONFIAR EN LA VIDA, confiar en que ella nos cuida... Desde ahí, igualmente, podremos poco a poco volver a nuestro centro...





viernes, 19 de abril de 2019

NUESTROS ESPEJOS

Lo que vemos afuera es lo que podemos ver dentro de nosotros...

Si no somos capaces de vernos a nosotros mismos, es imposible que podamos ver a los demás. Desde ahí, todo lo que vemos en los demás, no les pertenece a ellos sino que existe oculto en nuestro interior.

Cuando llevamos años sin apenas escucharnos, no podemos reconocernos y, por supuesto, mucho menos cuidarnos. En ese estado, no resulta posible poder atender a los demás porque no los vemos. Dicho de otro modo, cuando sentimos que no somos capaces de interesarnos por las personas, de preocuparnos por ellas de verdad, significa que no podemos siquiera vernos a nosotros mismos.

Poca cosa buena puede salir de ese estado de pérdida y confusión...

Cuando, tras elegir conscientemente realizar el camino de vuelta a uno mismo, volvemos a reconocernos, podemos parar... podemos sentirnos respirar... podemos reconocernos dentro de nuestros límites corporales... Podemos, desde ahí, mirar afuera, desde sentirnos un ser completo e integrado... Sólo desde ahí, podemos ver al otro. Únicamente desde ahí, podemos sentirlo y interesarnos por él. Dicho de otro modo, si somos capaces de preocuparnos de verdad por los demás y cuidarlos, es porque nos estamos atendiendo y cuidando.

Todo lo que vemos afuera son indicaciones de cómo estamos actuando con nosotros mismos. Sólo eso y todo eso...



sábado, 13 de abril de 2019

MANIFIESTO DE VIDA


Abandono el miedo,
abandono la huida y evitación,
abandono el enfado,
abandono el ataque y la defensa,
abandono el rencor,
abandono el juicio,
abandono el maltrato,
abandono la soberbia,
abandono la culpa,
abandono LA OSCURIDAD.


Elijo levantarme y caminar,
elijo sentarme y ocupar mi lugar,
elijo hablar,
elijo escuchar,
elijo mirar de verdad,
elijo tocar,
elijo sentir,
elijo perdonar,
elijo ser humilde,
elijo creer en mí,
elijo sentir que sí puedo,
elijo sorprenderme,
elijo dejarme ser,
elijo seguir,
elijo no parar,
elijo luchar sin guerras,
elijo amar, 
elijo LA VIDA.



sábado, 6 de abril de 2019

UNA PETICIÓN DE AYUDA

Creo firmemente en que este mundo no funciona bien y que el cambio social pasa por adoptar una actitud de respeto hacia la vida. La manifestación más clara de vida se encuentra en nuestros niños por lo que dicho cambio requiere, entre otras muchas acciones, una actitud de respeto total hacia ellos. Y esta actitud implica cambios, muchos no visibles y difíciles de llevar a cabo. Por eso mismo, desde aquí, quiero pedir ayuda a la VIDA... para que nos dote de lo necesario para poder actuar en esta dirección.



Pido ayuda a la VIDA...

Para que ofrezca a las madres puerperas sustento (en su pareja, familia, amigos) en este crucial momento de conexión con nuestro bebé, para que podamos escuchar nuestra sabiduría interna, la mejor guía para atender a nuestros hijos.

Para que ofrezca valentía a las madres, padres y educadores, para poder mirar de frente nuestras sombras, nombrarlas y elaborarlas. Para que podamos eliminar todo lo que dificulta una auténtica mirada al niño.


Para que cuando el cansancio, el desamparo o la necesidad de mirar hacia otro lado no nos permita atender a nuestros hijos... tengamos humildad para reconocer nuestros límites y pedir ayuda... que la ayuda que recibamos sea consuelo real y no una lucha de poder o conocimiento... que tengamos la lucidez suficiente para detectar y nombrar nuestro cansancio y diferenciarlo de las proyecciones negativas que realizamos sobre nuestro hijos... (cuando el cansancio nos genera desgana y estrés y todo lo que hasta ahora era precioso en nuestro hijo se vuelve de repente molesto o inadecuado).


Para que los madres, padres y educadores recuperemos la capacidad de escucharnos a nosotros mismos para atender nuestras necesidades, cuidándonos, para poder atender en buenas condiciones a nuestros niños.

Para que los educadores adquieran la sensibilidad suficiente para acompañar a los niños, atendiendo sus necesidades individuales y dejando de lado su interés principal por transmitir conocimiento... para que, de este modo, los niños elijan libre y alegremente acudir al colegio al sentirse bien atendidos... para que el trabajo familia-escuela sea un constante diálogo cooperativo.



Todos estos cambios (y muchos más) son necesarios para que, verdaderamente, podamos transformarnos y re-conectarnos con nosotros mismos. Únicamente de ese modo, podremos escuchar la verdad de nuestros hijos, la verdad de la vida.

Y esto no es tarea fácil. Porque esta sociedad dificulta el que podamos mantener nuestra conexión interna alentándonos a vivir a un ritmo acelerado, contrario a nuestra naturaleza, que nos estresa, nos enferma y nos enfrenta. Si estamos desconectados, si no permanecemos en nuestro centro, apenas sabemos quienes somos ni qué necesitamos. Desde ahí, es mucho más fácil que alguien pueda dirigirnos.

Por eso mismo, porque a pesar de que todos deseamos un mundo mejor,... a pesar de que todos nos emocionamos y reconocemos la verdad, las buenas palabras y acciones, es difícil seguir este camino. Porque las programaciones de este mundo se cuelan en nosotros a través de todos nuestros sentidos, a través de nuestra mente, y nos pierden de nuevo rápidamente.


Por todo ello... te pido ayuda, VIDA






sábado, 30 de marzo de 2019

SOMOS ALMAS QUE HABITAMOS CUERPOS Y A TRAVÉS DE NUESTROS CUERPOS NOS MANIFESTAMOS

Si escuchamos a nuestro corazón, actuaremos en base a nuestra propia voz, aquella que nos dicta lo más indicado para nosotros en cada momento. seremos la manifestación de nosotros mismos en este mundo. Si, por el contrario, escuchamos a nuestra mente, iremos anestesiando poco a poco nuestra verdadera voz en beneficio de la voz de nuestro ego, voz surgida a partir de una gestión insana de nuestros miedos infantiles que quedan almacenados en el inconsciente y encuentran salida a través de nuestra mente.

Cuando actuamos escuchando la voz que surge de nuestro corazón, nos vivimos seres completos y en paz. Cuando escuchamos la voz de nuestra mente estamos disociados, de alguna manera. Una parte de nosotros (más o menos grande) se ha desconectado de lo que sentimos en realidad.

La manifestación de nuestra verdadera voz, la que se manifiesta a través de nuestro corazón, la podemos percibir a través de sutiles señales que detecta, de un modo u otro, nuestro ser en su totalidad cuando está integrado. En este estado, nuestro cuerpo actúa de manera armónica, sencilla, pausada, equilibrada,... Cuando es nuestro ego el que rige nuestros actos, nuestro cuerpo manifiesta anomalías, enfermedades, rigideces, y todo tipo de desequilibrios en general.




Los seres humanos somos seres libres y es decisión nuestra, en todo momento, elegir cuál es la voz que queremos escuchar y en base a la cual nos queremos manifestar. No es tarea sencilla ya que este mundo está organizado para que, desde pequeños, dejemos de escuchar nuestra verdadera voz en virtud de la voz creada en nuestro interior, nuestro ego que, alimentado por el miedo, nos deja en un estado de ensoñación que no nos permite diferenciar con claridad cuál de las dos realidades es la cierta.

Maite Sánchez Pinuaga nos hablaba hoy, en su curso "Crecer Juntos", sobre la gran confusión a la que hemos sido abocados hoy en día y señalaba la importancia del discernimiento como parte imprescindible para tomar, desde nuestra capacidad de libre elección, una decisión responsable y consciente con respecto a nuestra conducta.

Como os decía, somos almas que habitamos cuerpos y a través de nuestros cuerpos nos manifestamos. Por ello, propongo un pequeño ejercicio de conciencia corporal como una herramienta más que nos permitirá diferenciar entre la escucha de nuestra verdadera voz frente a la voz de nuestra mente.

Si recordamos en la película de "Matrix", la conexión principal que anclaba a las personas a ese mundo artificial estaba situada en la base posterior de nuestra cabeza, justo en el cerebelo, parte del encéfalo que une a éste con la médula espinal. A partir de aquí, propongo un ejercicio de toma de conciencia corporal que nos va a permitir discernir algunos momentos en los que estamos estamos permitiendo que nuestra mente controle nuestros actos.

Sugiero que cerremos los ojos y visualicemos esa parte de nuestra cabeza, como si nos conectásemos al mundo de Matrix. Fijémonos en qué estado se encuentra esa parte de nuestra cabeza... Para facilitar la toma de conciencia, podemos tensar esa zona y fijarnos en cómo rápidamente la tensión se desplaza por el centro de nuestra cabeza hacia arriba y hacia nuestras mandíbulas, tensándolas. Desde esa percepción, nos desplazamos hacia nuestro abdomen para comprobar en qué estado se encuentra. Probablemente se encuentre en tensión, resultado reflejo de apretar nuestra mandíbula, la cual se ha tensado automáticamente al "conectarnos a Matrix", es decir, a nuestra mente.

Entre otras muchas tensiones corporales que surgen de dicha conexión (se cierra la garganta, el pecho se oprime, se tensa toda la columna hasta el coxis, etc.) se me ha ocurrido comentar brevemente ésta cuyo significado básico, a nivel psicológico, sería: cuando nuestra mente pasa a controlar nuestros actos de una manera no-funcional (se activa en exceso nuestro cerebelo) entramos en pánico y adoptamos una actitud de control (nuestras mandíbulas se tensan). Resultado de esto y, entre otras muchas consecuencias, nuestro abdomen (centro de nuestros sentimientos y nuestra creatividad) se tensa, por el miedo, y detiene el proceso natural de confianza en la vida. En este estado, estamos desconectados de nosotros mismos y lo que hacemos a partir de ahí poco tiene que ver con nuestro ser real.

Mi intención, al mostrar este ejercicio, es ofrecer una sencilla herramienta que nos permitirá tomar conciencia, en momentos de estrés, de qué parte de nosotros está controlando nuestras pensamientos, emociones y, por lo tanto, acciones. Simplemente visualizando esa parte de nuestro cuerpo y percibiendo en qué estado se encuentra podremos intervenir para modificar la situación en favor de nuestra salud, en favor de una actitud respetuosa con nosotros mismos. Respirar de una manera lenta, profunda y consciente permite deshacer la tensión acumulada en el cerebelo y, con ello, las mandíbulas y el abdomen se relajan. Entreabrir la boca también facilita esta relajación. Desde aquí, desde nuestro cuerpo en calma, será sencillo volver a escuchar la voz de nuestro corazón y, con ello, volver a SER nosotros de verdad.






jueves, 21 de marzo de 2019

ESCUCHARNOS A NOSOTROS MISMOS PARA PODER COMUNICARNOS DE VERDAD

Cuántas guerras entre países, entre amigos, entre familias, parejas e hijos generamos por no escucharnos a nosotros mismos...

Ante un determinado hecho objetivo ocurrido entre dos personas, nada tiene que ver lo que le llega a uno y lo que le llega al otro. ¿Y cómo ocurre eso si ambos han vivido la misma experiencia? Porque, ante la misma vivencia, la primera persona rellena la información con sus expectativas, necesidades, miedos, anhelos y la segunda hace lo mismo con respecto a los suyos propios. Como resultado final, surgen dos interpretaciones de la misma realidad diferentes, en mayor o menor grado, que pueden llevar a malentendidos de pequeño, medio o gran alcance.

Lo que cada persona añadimos "para rellenar" lo acontecido en un determinado momento nos permite ajustar lo vivido a nuestra percepción individual del mundo. De este modo, ordenamos lo ocurrido, lo que nos aporta coherencia y seguridad.

Si consideramos el ejemplo de la conducción, resulta adaptativo el "automatizar" los aprendizajes, o lo que equivale en el caso de razonamientos abstractos, generalizar y crear esquemas mentales. Estos nos permiten simplificar nuestra realidad para ir construyendo, sobre lo ya conocido, un conocimiento cada vez más complejo sobre el mundo que nos rodea.

Pero existe una trampa con todo este funcionamiento cognitivo del ser humano y es que mucho del contenido que forma parte de esos esquemas mentales que hemos sentenciado como verdades inamovibles surgen de experiencias subjetivas, es decir, de determinadas vivencias emocionales que han otorgado un sentido u otro a la realidad vivida y que nuestra mente ha convertido, finalmente, en verdades objetivas.

Y esto genera guerras, bandos, luchas, malentendidos,... porque todos nos creemos poseedores de la verdad cuando, en realidad, todo es resultado de vivencias, normalmente más o menos negativas, que nos han hecho crearnos ciertas protecciones defensivas mentales rígidas que nos colocan en uno u otro bando.

Y digo que surgen de experiencias emocionales negativas racionalizadas porque las experiencias emocionales positivas abren el corazón y no cabe ningún tipo de guerra ni competencia ni nada que racionalizar, porque la propia experiencia, en sí misma, aporta paz. Ahí, todo es vida, todo es sensación, nada se transforma ni racionaliza...

Muchas de las situaciones cotidianas con familiares, amigos u otros que generan malentendidos surgen de esas expectativas que ponemos en el otro y no son cubiertas, de esos miedos que paralizan y someten o nos llevan a agredir para sobrevivir, de todos esos funcionamientos internos inconscientes con los que "rellenamos" la realidad y que, por supuesto, acaban generándonos malestar.

Y la mayor parte de esos funcionamientos inconscientes se construyen durante nuestra infancia.

Por eso es tan importante la Crianza Consciente. No se trata de algo que "está de moda". Se trata de una elección responsable si queremos evitar, en la medida que nos resulte posible, plantar las semillas en la vida de nuestros hijos que acabarán por germinar y crecer, creando esta destructible maraña mental que paraliza, desvitaliza y desune a los seres humanos.

Por eso es vital criar conscientemente. Por eso es imprescindible, para ello, sanar primero nuestro propio enredo. Porque solo así, libraremos a nuestros hijos de esta trampa mental. Sólo así existirá una posibilidad de cambiar el mundo.

No se trata de un camino fácil, pero sí necesario...





sábado, 2 de marzo de 2019

ESTOY CONVENCIDA...

Llevo dos tardes viendo actuaciones del programa de la Voz. Me gusta sobretodo ponerlo de fondo y escuchar las voces de los participantes. Sólo escuchar y sentirlos. Muchas veces se me eriza todo el cuerpo y me emociono y estoy convencida de que ahí, justo en ese momento, se manifiesta la verdadera vida. Está en aquellos momentos en los que algo nos une, más allá de su forma y contenido. Cuando algo se nos remueve por dentro y, de verdad, nos sentimos unidos a alguien, en total sintonía con él.

Estoy convencida de que son esos momentos los reales, los que debemos ir a buscar para recuperar la paz, la propia y la del mundo. Porque sólo en esos momentos somos nosotros de verdad. Sin máscaras, sin miedos ni fisuras. Es en esos momentos cuando somos auténticos y dejamos que nuestros ser, nuestro corazón, se exprese.

Durante las actuaciones de los participantes de este programa los propios profesionales, en muchas ocasiones, son reales. Sienten la verdad de la persona que canta frente a ellos y se emocionan. Después, toda esa magia desaparece y, de nuevo, vuelve a manifestarse "la realidad", esa que creemos real sólo porque es la que estamos acostumbrados a vivir. Y aparecen las rivalidades entre los profesionales, fruto de inseguridades personales, que ponen en marcha los recursos personales defensivos de cada uno para "sobre-vivir". Y aparece toda la farándula del programa, que quita el valor real de lo que aportan los participantes desde lo más profundo de su ser.

Y ahí vivimos todos la mayor parte de nuestras vidas, escondidos. Porque nuestros miedos e inseguridades nos han contado que debemos "ser" de determinada manera porque hay algo en nosotros no vale. Cuando, en realidad, estoy convencida de que la verdadera vida se encuentra en esos momentos en los que es nuestro corazón el que habla. Esos pequeños, muy pequeños momentos, en los que nos emocionamos (y, a veces, sentimos vergüenza por ello o intentamos contenerlo, como si fuese algo malo) al sentir la "belleza real" de las personas y de lo que vivimos. En realidad, yo siempre espero vivir y encontrar esa "otra realidad" y, por eso, me pierdo tanto en este mundo.

Sinceramente, estoy convencida de que este mundo funciona al revés. Y que "nos han enseñado" a valorar aquellas cosas que, poco a poco, nos van desgastando, en vez de simplemente dejarnos ser, desde el corazón. Ahí, sólo ahí, reside la vida, la unión, la alegría, la paz... y todo esto esta dentro de cada uno de nosotros.

Estoy tan convencida de esto que ya no puedo mirar hacia otro lado. Y en esto estoy...

https://www.youtube.com/watch?v=cp0eRPlYWeo&list=RDUL1t9l8mkVA&index=12

lunes, 11 de febrero de 2019

SÍ SE PUEDE

Mi hijo y yo vivimos en un tercer piso sin ascensor y, cuando bajamos, cogemos alguna cosa blanda que no haga daño y él la va tirando desde arriba y va viendo como cae. La recoge cuando llega a ella y la vuelve a tirar hasta que llegamos abajo.

Hoy, a la hora de subir, quería tirar una pelota pequeña de goma, de esas que saltan muy rápido de aquí para allá y son difíciles de recoger. Quería subirla poco a poco.

Yo estaba ya cansada (última hora de la tarde) y él estaba muerto de sueño y hacía menos de media hora se nos había complicado todo un poco precisamente por el cansancio. Ha sido por eso que, al decirme lo que quería hacer, mi cabeza y también mi voz han empezado a darle razones de que no tenía sentido hacer eso porque la pelota se caería continuamente y nos tocaría bajar cada vez a recogerla y que, como estábamos cansados, no era muy buena idea hacer eso ahora. Ha sido algo así: "Esa pelota no vas a poder subirla. Salta mucho y es difícil de coger y cada vez que la tires se va a caer y vamos a tener que bajar tramos de escalera todo el rato para recogerla. NO  VAS A PODER subirla porque bla, bla, bla,..."

Cuando he visto por dónde iba, he intentado con todas mis fuerzas parar mi parloteo "aprendido" (hoy no era mi mejor día para ser positiva ni escucharle) y me he esforzado por CONFIAR EN ÉL, EN OTRA REALIDAD. Entonces, le he intentado decir despacio y más tranquila que, como esa pelota tenía esas características, que tendría que hacerlo más despacio para que no se cayese continuamente.

Hemos empezado a subir hacia arriba, yo sin confiar plenamente en lo que le acababa de decir (porque, repito, no era de mis mejores días para escuchar la voz de mi hijo y simplemente confiar) y, SÍ, HA PODIDO. Ha subido la pelota hasta el tercer piso sin que le cayese para atrás. La ha subido despacio, totalmente concentrado en lo que hacía y lo ha conseguido.

Y esto me ha permitido, de nuevo, darme cuenta de que SI SE PUEDE, TODO, solo se trata de HACERLO DE OTRA MANERA distinta a la que estamos pre-programados.

Son muchas las programaciones que tenemos en nuestro interior y que nos limitan, y nos hacen limitar a nuestros hijos y a las demás personas en general, antes siquiera de que algo ocurra. Y así vivimos gran parte del tiempo. Previniendo cosas que "seguro" pasarán sin arriesgarnos a hacerlas y, quien sabe, perdiendo preciosas nuevas experiencias de vida.

Demasiado miedo habita en nuestra cabeza y nos impide vivir la vida de verdad. Los niños, sin embargo, viven de esa manera, sin limitaciones. Por eso es tan importante mirarles más, confiar más en lo que va a salir de ellos (algo mucho más vivo que lo que pueda salir de nosotros) y esforzarnos, mucho, cada día, cada segundo por no cargarles con todas nuestras programaciones. Quizás se trata de HACERLO DE OTRA MANERA: que los adultos confiemos en los niños, en su verdadera conexión con la vida, para poder ir eliminando todas nuestras limitaciones y recuperar nuestra propia vitalidad...

El cuento que he escrito nos cuenta todo esto:

https://www.verkami.com/projects/22283-y-si-todos-tuviesemos-un-gran-corazon-rojo




martes, 15 de enero de 2019

¿Y SI TODOS TUVIÉSEMOS UN GRAN CORAZÓN ROJO?

¿Y SI TODOS TUVIÉSEMOS UN GRAN CORAZÓN ROJO? es el título de un cuento que he escrito y del que tengo enormes ganas de compartiros.

Este cuento ha surgido de un momento de conexión profunda con mi ser esencial que me llevó a expresar a través de un pequeño texto de narrativa infantil aquello que brotaba desde dentro de mí.



**Se trata de un cuento de financiación colectiva a través de la plataforma de crowdfunding Verkami. Puedes acceder a él a través de este enlace:



Estoy encantada con este proyecto personal y me encuentro en un momento de difusión por lo que os agradezco de todo corazón tanto la participación directa en el proyecto como su difusión entre vuestros contactos.**



El cuento narra la historia de la generalizada relación actual entre adultos y niños en nuestra sociedad y de cómo este tipo de relación limita el verdadero potencial de los niños. Relación vertical y con mayor o menor grado de represión de los adultos frente a los niños, precisamente por la des-conexión que viven los adultos por haber recibido, éstos, esa misma educación (des-conectada) durante su infancia.

TODOS nacemos con un gran potencial para entregar al mundo. Tenemos una guía interna que nos indica en cada momento los pasos a seguir. Lo único que necesitamos para transitar nuestro camino en esta vida es un acompañamiento adulto respetuoso que atienda nuestras necesidades y favorezca que nuestro entorno sea el adecuado para seguir adelante con nuestro cometido.

Pero esto no se entiende así en nuestra sociedad, cuyo sistema de organización patriarcal acepta, entre otros muchos aspectos negativos para el ser humano, la autoridad del adulto sobre el niño al que debe "educar" en tanto que éste "no sabe".

Frente a este planteamiento, basado en la disociación del ser humano de su verdadero ser esencial, el cuento que he escrito se une a las miles de iniciativas que fomentan una visión de nuestra realidad totalmente opuesta con la intención de hacer visible esta verdad invisible: RESPETAR LA VOZ DE NUESTROS NIÑOS CAMBIARÁ EL MUNDO.

Porque son precisamente los niños los que están completamente conectados con su ser esencial. Y, sin embargo, somos nosotros los adultos que, en mayor o menor medida, hemos olvidado quienes somos, cuál es nuestro propósito en la vida, que estamos desconectados y no somos capaces de escuchar nuestra voz interior, los que adoctrinamos a nuestros hijos.

La voz que escuchamos nosotros, en gran parte, procede de nuestra mente, es nuestro ego. Es aquel personaje que habita dentro de nosotros, producto de los miedos y experiencias vividas en nuestra infancia, que nos convence día a día de que no debemos confiar en nosotros, en esa voz que desde dentro nos susurra e intenta, cada segundo, liberarnos.

Para respetar la voz de nuestros niños, antes que nada, será necesario que los adultos recuperemos nuestra propia voz. Ésto nos permitirá recordar, la esencia del ser humano, su realidad y su propósito y entender que ésta se manifiesta de una manera pura y verdadera en los niños.


Este cuento nos narra esta historia...


Tras escribir el cuento, contacté con la Editorial Círculo Rojo para publicarlo y, tras valorar positivamente la historia narrada, accedieron a su publicación. 

Conocedora de la plataforma de crowdfunding Verkami , y por mi situación personal actual, me aventuré a solicitar una campaña de financiación para mi proyecto y, igualmente, accedieron.

Y en estas estoy. Emocionada por lo que está ocurriendo al respecto y realizando un gran e interesante trabajo personal para que, finalmente, este proyecto se convierta en una realidad.

Por todo esto, os animo a cambiar la mirada sobre nuestros niños. Os animo a participar en este proyecto y en otros que, como este, alimentarán el cambio social. Porque, de nuevo, RESPETAR LA VOZ DE NUESTROS NIÑOS CAMBIARÁ EL MUNDO.



Podéis ver el proyecto, y participar en él si así lo consideráis, a través del siguiente enlace:




A continuación os adjunto proyectos que parten de este mismo planteamiento, que he conocido en estos últimos años y en los que he participado personalmente (en su actividad o en su difusión):

- Proyectos de trabajo personal para recuperar nuestra voz como adultos y/o mujeres y, así, poder respetar la voz de nuestros hijos:








- Proyectos educativos:


Llacorella Espai D'Aprenentatge

L'Escola en Construcció

Edúkame



- Grupos y Asociaciones de Apoyo a Madres que practican la Crianza Consciente:







- Proyectos editoriales basados en el respeto a la voz de los niños:






- Proyectos que se basan en el respeto por los ritmos evolutivos de los niños a través del juego:





y muchísimos más proyectos que, seguro, existen y a los que yo no he tenido el placer de acceder... 


Finalmente, os aliento a que escuchéis vuestro corazón y confiéis en él y que os atreváis a llevar adelante aquellos proyectos que laten en vuestro interior. Porque gracias a plataformas como Editorial Círculo Rojo , Verkami y otras muchas con intenciones y objetivos múltiples y variados SI ES POSIBLE. Animo, principalmente, a aquellas que devenimos madres, porque la maternidad es una gran oportunidad para re-conectarnos con nuestro ser esencial y, con ello, con nuestro propósito de vida.


TODOS tenemos un regalo precioso que aportar al mundo

¡¡Os animo a participar en este importante cambio social!! Entre todos podemos andar el camino.





¡ Gracies India per aquesta preciosa foto!

Y además...

NUESTROS ESPEJOS

Lo que vemos afuera es lo que podemos ver dentro de nosotros... Si no somos capaces de vernos a nosotros mismos, es imposible que podamos ...

Otros artículos interesantes